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lunes, 6 de septiembre de 2010

Palabra Rhema

Evidencias de una vida de oración
Por Aaron Dasaev

1ª Tesalonicenses 5:17

La oración es la llave que nos abre la comunicación con el poder de Dios, con su misericordia, con su amor y riquezas de su gloria.¿Puede un creyente dar evidencias de su vida de oración? Sí. Cuando tenemos comunión con Dios, hay evidencias que se dejan ver en nuestra vida cotidiana. Veamos estas evidencias:

RESPUESTA PÚBLICA DE DIOS A TUS PETICIONES (Mt. 6:6).

Tú siempre vas a orar en tu aposento. Cuando continuamente buscas el rostro de Dios y tienes un lugar en tu casa para encontrarte con él, tu haces de ese lugar un aposento.
 

ENTENDEMOS LA VOLUNTAD DE DIOS PARA NUESTRA VIDA (Lc. 22:42).

La gran dificultad de muchos cristianos es que no comprender la voluntad de Dios para su vida: viven confundidos, haciendo decisiones erróneas, buscando metas por puras “corazonadas”. Para conocer la voluntad de Dios tenemos que estar dispuestos a pagar el precio: oración, oración y más oración. Si el Señor Jesús oró para asumir la voluntad de Dios como plan para su vida y ministerio de salvación, tu y yo no podemos cometer el error de no orar.

SOMOS LLENOS DEL ESPÍRITU SANTO (Hch. 4:31).

Ante cualquier desafío, cualquier tentación, cualquier prueba a nuestra fe: cuando oramos Dios envía su Espíritu para darnos de su poder y vivir triunfantes. No es posible perseverar en la vida cristiana con tantas tentaciones y provocaciones de un mundo que no conoce a Dios, no es posible resistir al Diablo, ni es posible hacer la obra de Dios si no se está lleno del Espíritu Santo. Aprendamos esta verdad: DIOS ENVÍA SU ESPÍRITU SANTO A QUIENES SE MANTIENEN EN ORACIÓN.

NOS MANTENEMOS EN CONSAGRACIÓN (Hch. 10:1-4).

La vida de oración requiere de obediencia, de sumisión de nuestra carne; por eso Cristo enseñaba a sus discípulos: Orad y velad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil” (Mt. 26:41). La vida de consagración no es otra cosa, sino una vida victoriosa sobre las tentaciones: “Todo lo que es nacido de Dios, vence al mundo” (1ª de Juan 5:4a).


TENEMOS VICTORIA SOBRE LAS PRUEBAS Y ACECHANZAS DEL ENEMIGO (Hch. 16:25-26).

Una vida de oración es una vida de alabanza, Pablo y Silas cantaban himnos a Dios en oración. Sus oraciones eran cánticos para Dios: Hay victoria en la alabanza. Cuando Satanás intenta impedir el trabajo de los hijos de Dios, la oración y la alabanza obran el poder de Dios a nuestro favor y nos mantienen en victoria.


Todo ello es evidencia de una vida de oración: una vida que se alimenta de la presencia y de la palabra de Dios; y que tiene intimidad con él. “La comunión íntima de Jehová es con los que le temen” nos dice el salmista. “Invócame en el día de la angustia, te libraré y tu me honrarás” nos asegura la promesa divina (Salmo 50:15). Dios hace un llamado ahora para que seamos cristianos cuyas vidas reflejen las evidencias de una vida de oración.

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